viernes, 21 de junio de 2013

Un plagio

Es hermoso escribir de acá, sientes que llevas, en las horas más extrañas, pluma y papel.
Es hermoso sentir que queda esperanza de pensar-escribir, y que entonces nada se pierde y continúa la pevivencia del referente, muy al pesar de De Man.
El significado prima sobre el significante, de acuerdo, pero qué hermoso ver significantes por todos lados y sentir que aunque cambies, un día fuiste y así.
Y ser minuto a minuto, ser cuando vos quieras, para re-ser indefinidamente y a voluntad.
Me salen plagios de todos lados, me salen del cuerpo y del alma, quizás yo soy un plagio sin voz como Santa Teresa en manos del Dios seminal, sin recuperarla y menos vencerla, rabiosa y brillante.
Me salen plagios de los dedos y de los sueños, quizás soy plagio porque urge serlo y salvarme o todavía más, renacer, reformar, restallar.

Sin voz o sin voz todavía,
siendo espectro doliente,
vivo porque vivieron
y si no
en cualquier caso

para qué.

jueves, 13 de junio de 2013

Nostalgias

A veces querría escribirte para que lo leyeras, allá donde estés, como lo hacías antes.

Me gustaría poder hablarnos a través de conceptos, de veladas confesiones.

Recuerdo días en los que te decía todo y tu lo entendías, aunque lo hiciera con palabras diferentes, poco sometidas a una forma fácilmente entendible en su significación verdadera.

Me gustaría decirte que hace unos días te vi en sueños y me dijiste algo hermoso:

"Al final cada uno está donde tiene que estar", y yo no podía mirarte.

Yo también quiero ver mundo (expresión que me queda de niña), pasar frío y calor, día y noche.

Y tienes razón, cada uno está finalmente donde debe, yo estoy aquí y me sé con voluntad para llegar allá arriba. Y ver mundo y todo lo que implica, y vivir, vivir, vivir (parafraseando a Sabines).

Ojalá pudiera escribirte para que lo leas algún día y, entonces, verte reflejado en surcos que permanecen
y recordarlo todo.

miércoles, 12 de junio de 2013

El instante

Seguimos aquí y ahora, me equivoqué de boca de metro. 

Las consecuencias suceden a las causas y nadie se salva, la vida es una cadena a veces discreta y a veces evidente. Cada paso viene de otro anterior, uno puede dar un giro a tu vida. No sé si es positivo o devastador saber esto, que nadie se salva de la sucesión de acciones imperceptibles, que van derivando, derivando, abandonando en cada microsegundo infinitas posibilidades. En realidad, tiene su punto terrible si nos consideramos atados, subyugados a movimientos que no advertimos pero que son insoslayables, que van unidos al sístole y al diástole, a la simple existencia. Las decisiones van ocurriendo sin pausa constantemente y tan seguidas que no son decisiones, son la vida, el presente inmediato, el ego, hic et nunc. No tenemos voluntad, ignoramos los mecanismos internos de la vida, somos demasiado brutos, ignorantes y poco meticulosos, vivimos el tiempo en la gran escala de los segundos. ¿Qué sucedería si detectáramos los instantes en su medida más ínfima y pudiéramos ser realmente conscientes de la inmediatez? ¿La vida sería un flujo o un collage, limitado a nuestra capacidad intelectual y abocado a un final por la extenuación de sumar instante con instante?

Hoy me equivoqué de boca de metro, y de ello sale esta reflexión
y un poco de miedo.