miércoles, 4 de junio de 2014

Entre las dos fronteras de la mentira

¿Será Corea un París sin existencialismo?

¿Será también París un engaño, pero revestido de bohéme?

Es París un engaño y también lo es Corea.

Corea es el amor platónico. La sumisión, la pobreza. La comodidad del alma. Un engaño a sabiendas. Una dulce condena.

París. Es sabido que París es también un engaño. Pero un engaño estimulante. Un engaño que te hace sentir alguien, aunque no seas nada.

Así, la tendencia inicial es rechazar Corea y abrazar la dulce mentira parisina.

Pero qué. Qué. Qué.

Qu'est-ce que je fais de ma vie.

Corea y París.

Los valientes no eligen ninguno.

Entre las dos fronteras de la mentira.

Yo quiero París,
pero tú estás del otro lado.

sábado, 24 de mayo de 2014

Verbo mudo

Nunca creí en esto.
Esa es la razón por la que ahora todo es tan amargo
.
Nunca creí en esto.
Nunca creí que las palabras no sirvieran.
Pero, en ciertos momentos, efectivamente así es.

Como no sirven, poco puedo hacer.
Quizá contar letras,
el vacío de sus siluetas,
decir cielo, nube, sueño.
Decir mañana no, algún día.
Decir lejos, decir muerte.
Decir ciudad, y sol, y tú.

Quizá no sirven porque no existe un significado para este significante.

Quizá no, pero
cielo, nube, sueño,
algún día,
lejos, muerte,
cuidad, sol, tú.

Quizá eso diga más que todas las palabras del mundo
intentando hablar en este momento.


lunes, 31 de marzo de 2014

Catarsis

Escritura como catarsis.

Todavía no ha comenzado nada, pero la amenaza se esconde tras la duda.

Si me voy, ya no existirán cadenas.
Si me voy, para bien o para mal, la libertad (sí, esa palabra hueca, ese concepto inexistente)
se abrirá ante mí como si realmente estuviera viva.
Y quizás exista cuando se habla de uno mismo.

Si me voy para mal, el sufrimiento me mostrará todos los desengaños.
Si me voy para bien, puede ser el nacimiento de lo invencible.
En cualquier caso, si me voy, seré yo sin trabas.

Todavía no ha comenzado, pero ojalá comience.

El miedo resulta asfixiante pero imprescindible.

La escritura catártica, a veces, no da resultados.
Quizás en algún momento la necesite para aliviarme de plenitud.

miércoles, 12 de marzo de 2014

La maravilla

Desde el primer momento en que le vi, hace ya varios meses, supe que era poderoso.

No guapo, ni soñado, ni inteligente, ni culto. Sí atractivo, devastador, retórico, sublime. Con esa clase de sublimidad que poseen muy pocas personas, que hace de ellas algo excepcional.

Se podría pensar que es todo un artificio hueco, que es mi forma de entenderle. Lejos de esto, al igual que otros autores creyeron en hombres y mujeres únicos y maravillosos (entiéndase maravilla como fantasía), yo también creo en ellos porque le conocí. La mayor locura es ver el espectáculo de alguien así en su vida cotidiana y saber que está sucediendo en un espacio y un tiempo reales.

Él, podríamos decir, debe su condición de unicidad a su ignorancia de la misma. Cualquiera que lo observara pensaría que es de sobra consciente de su poder, pero él mismo solo advierte una parte porque no se ve desde fuera. Una parte chiquita y sabida que no es nada porque es una pieza de un todo, de una personalidad, digámoslo claro, novelesca.

Cuando aparece, su presencia es conveniente en su totalidad, tanto que pareciera que ese momento ya ha sucedido y es una mera repetición, donde el hecho de que él aparezca es intrínseco a que el momento se haya producido. Es el engranaje del tiempo, él aparece porque el tiempo pasa, como un ser más allá del mismo, dueño y soberano del cosmos.

El caso es que él aparece y tú ya sabes que va a aparecer, y cuando él habla ya sabes lo que va a decir. Esperas que te dirija palabras que, aunque no las sabes, cuando las expresa son las que era necesario decir. Con la gestualidad que era necesario hacer. Entre profético y sabiéndose especial me habló a mí esta tarde.

Pero, como dije antes, él solo sabe una parte. Sabe que todas las mujeres que lo conocen no solo lo desean, lo aman. Sabe que los hombres no solo lo escuchan, lo admiran. Percibe de alguna manera su excepcionalidad. Pero nunca podrá ni tan siquiera imaginar que no es solo carisma y seguridad en sí mismo. Nunca sabrá su verdadera naturaleza.

No creo que encuentre nunca a alguien tan pintoresco, porque solo habitan las novelas y contados lugares del mundo.

Yo por lo pronto he decidido ir a verle todas las semanas, porque sé que de él puedo aprender muchas cosas.

Hoy en mi regreso a casa pensé escribir sobre él, y aquí él mismo puede encontrarse.

lunes, 10 de marzo de 2014

Fronteras

Quisiera saber que hay algo detrás del cristal.

Mirá, hoy vi a alguien.

Ahora siempre me cuesta no hablar argentino con acento español. Su léxico es ya más mío que el mío. Esta es una muestra de que quizá no haya nada.

Yo era, yo soy. Yo soy y dejé de ser lo que era.
¿Se podrá ser y ser, al mismo tiempo? ¿Se podrá estar dentro y fuera del cristal y no deber elegir entre un lado u otro?

Quizá no haya nada detrás del cristal porque cuando estás de un lado no existe el otro. Podemos acaso imaginarlo, pero no es real.

Las elecciones son terribles pero necesarias.
La paz será cuando estés de un lado y el otro no importe.

Ah, pero mirá, hoy vi a alguien.

miércoles, 12 de febrero de 2014

El Infierno o Host Club es el joven de mármol



Hoy me he vuelto a encontrar con el jovencito de mármol, el que soñé en abril. El del cuello imposible, que continúa aún hoy en su mismo lugar.

Es terriblemente fácil inyectarse felicidad y no despertar nunca. Pasas los días viviendo entre miradas ajenas, vapor y mármol. Entiendo a la perfección a la gente que escoge el camino fácil de permanecer en ese estado por muchos años.

Aunque el placer es inmenso, su presencia en mí me convierte en un ser inútil e inocuo. Aunque sea lo más cercano a la plenitud, prefiero los conflictos terrestres, las vidas de este lado del mundo. No obstante, mentiría si afirmo que, cuando me encuentro en lo más profundo del dulce abismo, no lo dejaría todo por vivir la vida que él promete.

Todo esto me recuerda al universo del Host Club japonés. Es fascinante y a la vez terrible, es una droga mucho más fuerte. Es el engaño en su modo extremo por obtener lo que siempre soñaste (un hombre hermoso y rico, que te ama como a nadie) aún sabiendo que lo último no es cierto. Es un hombre hermoso como un dios, rico hasta la locura, que no puede amar porque está sumergido en el dinero, en el alcohol, en las drogas, en la ambición. Cuando observas a un host en su trabajo, si realmente lo observas, tras el maquillaje y la piel de seda, tras la sonrisa perfecta y su rostro enamorado, puedes ver la huella del horror. La huella de la desgracia, de la desesperación, de la mentira. Si entras a un Host Club ajena a su droga, ves el infierno y sus jóvenes encadenados. Es una terrible agonía.

A pequeña o a gran escala, la droga del amor vacío y sus promesas es un enemigo atroz. Puede robarte días, meses o años. Puede robarte toda tu vida.

En el mundo real existen cosas más hermosas que la falsa hermosura.
Si alguna vez cruzo al otro lado recordaré el rostro de todas las víctimas.






viernes, 10 de enero de 2014

La tierra prometida vence a la náusea

No debo mentir. Una huella terrible me persigue de a ratos.

Hace días que se me abalanza la náusea. Ese desgarramiento en el centro del pecho que hiere más que el dolor. Que cuando lo sientes, tu cuerpo se retuerce de angustia; que es imposible obviar.
Cuando observas tu vientre perforado, rajado, suturado, es inevitable percibirlo como algo ajeno a tu cuerpo, y la sensación de otredad hacia el propio cuerpo es el horror en su modo absoluto.
A veces me acorrala la náusea en los momentos más inesperados, y todavía no sé el motivo. Hacía años que no la experimentaba. Puede ser por la otredad, puede ser por la huella de todo el dolor reciente.
O lo que es lo mismo, yo creo que son los restos de la contigüidad de la muerte.

Pero hoy algo ha hecho un "click". Comenzaré una reflexión tras releer mis propias palabras pasadas.

Verdaderamente me sorprendo conmigo misma. En poco tiempo he conocido más de lo que jamás supe. Hoy leo la entrada anterior a esta y me admiro de una forma sincera y honesta. A día de hoy, la última frase encierra la valentía y la fuerza que jamás sospeché en mí.

Y de pronto brota un homenaje nada narcisista y muy necesario, donde el comienzo prometido sobreviene espléndido y brillante. Por fin, atrás quedaron sombras, palabras e imágenes veloces y confusas, llenas de miedo, inseguridad y frío. El comienzo ha llegado antes de lo que imaginé hace un mes, pero más hermoso.

¿Vencerá el comienzo a la náusea?
¿Es ya el tiempo de la victoria?